Diputación ha destinado más de 1,1 millones de euros al programa de Alimentación infantil en este mandato

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Con esta iniciativa se ha atendido a un total de 3.197 menores nacidos en familias que carecen de los recursos suficientes para garantizar su manutención.

La atención a las familias y a la infancia es uno de los objetivos prioritarios en la cobertura de las necesidades sociales por parte de la red de Servicios Sociales Comunitarios de la Diputación y en esta línea viene ejecutando programas como el de apoyo a la Alimentación infantil, al que desde 2015 se han destinado 1.109.000 euros para atender a 3.197 menores en municipios de toda la provincia.

Este programa está dirigido, como explica la diputada de Igualdad y Bienestar Social, María Eugenia Valdivielso, a “aquellas familias a las que se incorpora un nuevo miembro por el nacimiento de una hija o un hijo y no cuentan con los recursos suficientes para garantizar su manutención”. Las familias son atendidas “hasta que el nuevo miembro de la familia cumple los 12 meses de edad”, precisa Valdivielso, quien agrega que de esta forma “reciben una ayuda económica en especie para cubrir en torno al 75% de las necesidades de alimentación de estos  menores durante el primer año de vida”.

Para facilitar el acceso a los productos de alimentación adecuados a cada edad, la Diputación tiene suscrito un convenio de colaboración con el Colegio de Farmacéuticos de Jaén por el que estas familias pueden retirar de cualquier oficina de farmacia de la provincia estos productos. “Las familias presentan en estas oficinas la hoja de prescripción realizada por los profesionales de la red provincial de Servicios Sociales Comunitarios y,  de acuerdo con la edad, reciben la leche de inicio, la leche de continuación o la papilla de cereales sin gluten y con gluten”, detalla la diputada de Igualdad y Bienestar Social.

Así, a través de este programa se cumplen dos objetivos fundamentales, ya que, como subraya la diputada, “por un lado, suministrando gran parte de los productos de alimentación, eliminamos el posible factor de riesgo para el desarrollo de los menores que puede suponer una inadecuada o insuficiente alimentación en una fase crítica para el desarrollo como es el primer año de vida”; y, por otro lado, “es una herramienta para la detección de la presencia de cualquier otro indicador de riesgo para el desarrollo de la persona menor beneficiaria directa del programa o que pudiera incidir en el resto de menores de la familia, facilitando un abordaje temprano del problema”.

El fin último de este programa es facilitar que “los menores que se encuentren en situación de vulnerabilidad tengan un adecuado desarrollo evolutivo en el seno de su familia, sin necesidad de adoptar ninguna otra medida de protección”, concluye María Eugenia Valdivielso.