Amanecía el sábado con esta gamberrada que nos dejaba un árbol tronchado de los pocos plantados en una calle de Bailén, según que la(s) persona(s) que lo hizo lo pasó feliz y al hacerlo se tuvo que decir «Joder que macho soy». Respetar el mobiliario urbano y en este caso los árboles plantados en nuestra ciudad, que ya de por sí tiene escasos, debe ser una máxima para conseguir embellecer Bailén. Gamberradas como éstas nos duelen a todos menos al/los imbécil/es que lo hizo/hicieron.