El número de empresas turísticas en la comunidad a fecha de 1 de enero de 2017 ascendió a 73.038, lo que supone un incremento del 10,3% respecto al año anterior, porcentaje que supera en más de nueve puntos a la media del conjunto de sectores. Estos resultados, según dijo, indican la «fortaleza» y la «buena salud» del turismo en Andalucía.
Francisco Javier Fernández presentó en el Parlamento autonómico un estudio sobre la estructura del tejido empresarial turístico regional, que representa el 15% del total de las 484.000 sociedades existentes en la comunidad. De las más de 73.000 compañías del sector, el 98% tiene su sede en la propia región y, por tanto, son andaluzas, y la práctica totalidad de ellas son pymes y micropymes.
En este sentido, el consejero subrayó la labor de autónomos y pymes, «sobre los que recae la responsabilidad de mantener a flote una actividad que es fundamental para nuestra economía» y que «asumen el riesgo que conlleva la puesta en marcha de un negocio». Por ello, incidió en la necesidad de «defenderlos y apoyarlos», porque «gracias a su labor podemos contar con un destino de calidad abierto todo el año».
En cuanto a la distribución territorial, el estudio refleja que el 41% de las compañías turísticas se ubica en municipios del litoral, mientras que las capitales de provincia acogen el 31%. También destacan por su elevada concentración otras ciudades como Marbella, Jerez de la Frontera, Fuengirola, Torremolinos, Benalmádena, Algeciras, Dos Hermanas o Mijas que, conjuntamente, aportan el 14% de las sociedades.
Por ramas de actividad, siete de cada diez empresas pertenecen a la hostelería, con 51.814 entidades de restauración o el alojamiento, casi un 11% más sobre las que había a 1 de enero de 2016. Este repunte es el segundo mayor de la comunidad -solo tras el del sector de los transportes y el almacenamiento-, y confirma, según el consejero, la «capacidad del turismo de situarse como foco de atracción de la inversión».
Francisco Javier Fernández señaló, además, algunos de indicadores que explican la dinámica de la actividad turística y su aportación al crecimiento empresarial andaluz, como la diferencia entre las tasas de entrada y salidas bruta, que se refieren a la relación entre las nuevas altas y las bajas de compañías registradas en cada actividad sobre el total; o la tasa de permanencia, que marca el grado de supervivencia de las mismas.
En este sentido, se produjeron 19.571 altas nuevas de sociedades turísticas, con lo que tasa de entrada bruta se acercó al 30%, nueve puntos más que el año anterior y casi siete puntos por encima de la media regional. Por su parte, se contabilizaron 12.715 bajas, dejando la tasa de salida bruta por debajo del 20%, tres puntos menos que la del conjunto del tejido empresarial de Andalucía.
Al hilo de lo anterior, precisó que mientras que la comparativa entre estas variables en la economía regional se movió en términos muy parecidos, con tasas de entrada y salida de empresas de alrededor del 22%, en turismo esta relación se salda con un resultado destacado. Concretamente, la ‘tasa neta’ final entre ambos parámetros arroja un diferencial positivo de 10,4 puntos porcentuales, frente a los 0,9 de la media andaluza.
Tasa de permanencia
Fernández puso en valor también la tasa de permanencia, que refleja que el 81% de las empresas turísticas ya estaba funcionando el año anterior, un registro que mejoró dos puntos y se situó casi tres puntos por encima del promedio regional. «Este es un dato muy destacable, porque significa que el turismo se está convirtiendo en un negocio más estable y con un grado de supervivencia superior al resto de actividades», afirmó.
En su opinión, el estudio arroja cifras «muy favorables que nos llevan a concluir que el sector sigue cogiendo impulso, ganando músculo en volumen y también en resistencia». Por ello, consideró que «debemos centrar nuestros esfuerzos en promover su competitividad y su crecimiento», para alcanzar el «objetivo común» de reforzar «su capacidad de creación y consolidación de empleo estable y de calidad».