La Junta de Andalucía impulsa y pone en valor el monumento natural de Torredelcampo «Bosque de la Bañizuela», un enclave de una extraordinaria singularidad, riqueza y belleza. Así lo ha destacado la delegada territorial de Cultura, Turismo y Deporte, Pilar Salazar, que ha visitado hoy este «bosque isla», junto con la alcaldesa, Francisca Medina. Salazar Vela ha explicado que el Ayuntamiento ha realizado una intervención en esta zona con una subvención de la Junta para el fomento de actuaciones de recuperación y restauración de infraestructuras del patrimonio natural local.
La delegada ha subrayado «el excelente trabajo» que ha realizado el Ayuntamiento con esta subvención de la Consejería de Turismo de 6.000 euros. Concretamente, ha detallado que se ha dotado e instalado señalización turística en este entorno, con seis carteles interpretativos que ofrecen información exhaustiva al visitante. Además, se ha realizado una guía de turismo sostenible, con la información ambiental más relevante y una recopilación de la cartografía de este espacio.
Pilar Salazar ha recordado que el «Bosque de la Bañizuela» fue declarado Monumento Natural en el año 2010. Es un antiguo jardín, con 2,32 hectáreas de extensión, actualmente dominado por una rica masa forestal mediterránea. Aquí está perfectamente representado el bosque mediterráneo esclerófico (vegetación con árboles y arbustos adaptados a largos periodos de sequía y calor), y a pesar de su reducida extensión, y de estar ubicado en un ombroclima seco, cuenta con un alto número de especies de singular belleza, y que son propias de climas subhúmedos.
De hecho, Salazar ha hecho hincapié en que «su composición vegetal es una de sus singularidades de gran valor natural y didáctico». En este paraje se encuentran ejemplares de mucha antigüedad. Así, se pueden observar especies vegetales muy variadas: quejigo, coscoja, durillo, jazmín amarillo, clemátides, madreselva, así como una gran variedad de árboles y arbustos, entre los que destaca el Arrayán de La Bañizuela, un ejemplar catalogado como singular, porque tiene un tamaño y grosor en su tronco más grande del habitual, asemejándose más a un árbol que a un arbusto.