En ambos casos, los operarios encargados de la recogida han detectado el humo a tiempo y han intervenido para sofocar las llamas, proceso para el que previamente y de forma urgente tienen que vaciar el contenido del camión.
Esta es una situación habitual cada invierno, cuando es habitual el uso de este tipo de braseros de picón. La combustión de estas cenizas puede provocar daños materiales irreparables en vehículos de recogida y contenedores. A su vez, implica un grave riesgo para los trabajadores y ciudadanos, aparte del riesgo medioambiental.
Desde Resurja se insiste en el depósito de las cenizas una vez estén completamente apagadas y dentro de una bolsa de plástico, nunca directamente en el propio contenedor. Las bolsas garantizan la ausencia de peligro, dado que es un material que no se podría usar con materiales que se encuentren incandescentes.