PRIMERA RFEF ASCENSO
Mientras que los jugadores del Málaga eran recibidos por varios miles de aficionados que se sumaron al regreso a la Segundas División, salía a la luz el acta terrorífica de los colegiados que recogieron las amenazas y la falta de deportividad de un Tarragona que se venía ya con el ascenso tras el 2-0. El primer gol malagueño motivó que se lanzaran numerosos objetos al campo, entre ellos varios balones que motivaron que se suspendiera el partido varios minutos, con retirada del colegiado a vestuarios incluida.
Y tras el empate del Málaga que le daba el ascenso la falta de deportividad de los catalanes provocaron graves incidentes de directivos, propietarios y jugadores. El acta recoge el pánico de los colegiados, algo que desaparecido de nuestro fútbol hace años y que puede provocar graves sanciones al equipo catalán.
El acta no deja lugar a dudas:
«Una vez nos encontramos en vestuarios, pudiendo acceder a ellos gracias a la ayuda de la fuerza pública, se producen multitud de incidentes en la puerta de nuestro vestuario. Detallamos:
– Golpean con agresividad nuestra puerta en hasta 24 ocasiones.
– Se dirigen hacia nosotros abriendo la puerta y gritándonos, entre lo que identificamos lo siguiente:
‘Vais a morir
Sinvergüenzas
Tu hijo va a morir
Ojalá os matéis
Hijos de puta
Que muera vuestra puta familia
Cobardes hijos de puta (con amenazas de «dar la cara hijos de puta que os vais a enterar» en hasta 25 ocasiones)
No tienes huevos
Tu puta madre
Te voy a recibir hasta el final, si tienes huevos baja (en 4 ocasiones)’
– Llegamos a temer por nuestra integridad física al ver cómo abrían la puerta y nos increpaban.
– La seguridad presente nos indica que les es imposible retirar y controlar a esta gente puesto que, según nos dicen, ‘son varios directivos y propietarios del club’.
Nos comunica la fuerza pública que debemos salir escoltados hacia los vehículos y en carretera hasta la llegada al hotel para garantizar nuestra integridad».
Además, tras el final del partido, Mallo Fernández también relata que «una vez finalizado el partido, cuando nos retiramos a vestuarios, un miembro del cuerpo técnico del club local, identificado por su indumentaria pero sin poder saber su identidad puesto que salió en carrera, empujó a mi asistente número 1 por las escaleras del túnel de vestuarios». Por suerte, no lamentó «ninguna lesión».
El partido se detuvo siete minutos
El escrito del árbitro es así de duro, pero no es lo único. Volviendo hasta la primera parte, en el minuto 33 «se observa el lanzamiento de una moneda de 20 céntimos en el área donde se encontraba el portero visitante», aunque esta no llegó a impactar en Alfonso Herrero. No obstante, se activó el protocolo y se avisó a los aficionados por la megafonía del Nou Estadi.
Ya en la segunda mitad, el Nàstic se quedó con un jugador menos en el minuto 63 por la doble amarilla a Nacho González. Tras ser expulsado, el colegiado asegura que el central «se dirigió al cuarto árbitro, encarándose hacia él y llegando a golpearle con su dedo índice en la zona derecha de su costado. Tras ello, se mantiene en boca de vestuarios, visible desde el terreno de juego, presenciando el partido y negándose a retirarse» pese a las «instancias» de los jueces «y del equipo de seguridad». Asimismo, explica que continuó increpando «tanto al equipo arbitral como al equipo rival».