La voz de nuestra querida Sole se ha apagado definitivamente, hacía ya algunas semanas santas que no la escuchábamos. La edad le estaba impidiendo dedicarles sus saetas a los pasos de nuestra Semana Santa. Una voz única que durante muchos años nos ha deleitado en los itinerarios de la Semana Santa. Me acuerdo de las madrugadas en la Calle del Oro donde se concentraban decenas de bailenenses para escucharla. Lo dio todo por la Semana Santa mientras pudo y lo hizo muchos años. Como recuerdo a su voz hace unos meses se le descubrió una placa por parte de los costaleros para que su recuerdo quede perenne. Está bien, pero en este Bailén que no recuerda nunca a los suyos, La Sole se merece mucho más, un rincón con su imagen en algunas espacios de los recorridos de la Semana Santa. Una plaza, una calle y un profundo recuerdo a una persona que le salió del alma cantarle a sus procesiones, que lo hizo bien y que el pueblo se lo agradeció siempre. Ahora en su fallecimiento es hora de que las instituciones dejen constancia de su trabajo en favor de la Semana Santa. Los pueblos están hechos de la historia de sus gentes, por eso hay que recordarlos siempre, porque los que nos dejaron no se puede marchar su recuerdo con su cuerpo y el de La Sole merece un reconocimiento perenne en nuestras calles, esa calle en las que lanzó cientos de veces su voz de sentimiento para que disfrutaremos todos. DEP. Un abrazo a sus familiares y amigos. Te recordaremos siempre.
